Cuando el acné es especialmente inflamatorio, asienta en determinadas zonas o las lesiones son manipuladas por el paciente, es posible que se formen marcas y cicatrices que permanecen de forma temporal o definitiva en la piel.
En el proceso de reparación tras la eclosión de una lesión inflamatoria de acné, se forma un nuevo tejido dérmico con fibras de colágeno que se fabrican y se ordenan en la zona a reparar. Las cicatrices inestéticas se forman por un defecto en la cantidad y en la disposición espacial del colágeno durante este proceso reparativo.
La piel resultante nunca llega a tener la calidad propia del órgano original: se calcula que el nivel máximo de resistencia al que puede llegar el tejido reparativo es del 80% respecto al primario.